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"El niño es el padre del hombre;
y desearía que mis días estén
uno a uno ligados a la piedad natural."

William Wordsworth, "Mi corazón salta"
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EL GUARDIÁN (vídeos)

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MUTARI IN ALITEM

domingo, 13 de mayo de 2012

EL GUARDIÁN





EL GUARDIÁN



I














      Aquello que deseé y aquello que temí, en unos cuantos segundos, se fundían con el instante de atravesar las escaleras dulces de color gris antiguo y comenzaba todo a regirse por los horarios bajo los cuales vive El Guardián. No me di cuenta y crucé delante de él sin detenerme a pensar que, a partir de ese umbral, cualquier idea, pensamiento o ficción estarían trazados por un idioma frágil para los ojos del mundo aunque imborrable frente a la oscuridad. Continué un poco más sin poder deshacerme del personaje espectador que había habitado en mí durante muchos años y me sumé al refugio del tumulto de abrigos y cámaras en la capilla, me situé donde estaba la hora: sobre la alfombra roja y rectangular que se veía todas las veces desde el exterior. Era una luz algo más que penumbra y era un susurro de voces que suponían cierta igualdad y tampoco pasaron las cosas que estaban en las fotografías como unos días antes, simplemente delante de un vídeo, sin avisar: los dos dinteles que inauguraban el pasillo de afuera de la capilla, se deslizaban hacia atrás y lo paraba y lo volvía a parar, aquel vídeo, y hacía juegos con la luz que me cerraba o abría los ojos, se desplegaba cada trozo pequeño, minúsculo, lo imaginaba o era quizás un recuerdo pero que no cabía ni en lo que se veía ni en lo que no, era otra cosa. Y sin embargo era verdad, estaba allí, estábamos aunque dispersas, descolocadas y ahora cada pedazo de suelo tenía horarios tan distintos que era preciso, imprescindible o quizás necesario, fotografiarlos para sentarnos luego a atestiguar cada banco, los velos, la somnolencia del invierno o el olor de las flores. Lo que se ve en las fotografías obstaculiza la hendidura real que es el tiempo.


Pero tiró de mí, yo solamente sigo sus pasos, yo solamente me he dejado guiar, yo solo estoy buscando un secreto y tengo todas las puertas de par en par, yo en realidad sólo soy un actor que tiene que descifrar muchas preguntas. Y escapo por la escalera abajo en la dirección del dintel, veo al pasar uno de los fragmentos que se derrumban tanto como se erigen y me doy cuenta de que los puedo fotografiar, solamente segundos y me llevo conmigo otra escalera que ahora no está confusa sino que está delante de mí, sube hacia arriba pero está abajo lo que me llama con su voz de caverna… ahora ya sí: se han desaparecido todos los soles que entraban por las ventanas y me saluda un desconocido del fondo de la pared hecha jirones, del hueco del corazón salen peldaños de flores que todavía huelen, y es verdad, es el 5 de mayo y estoy a dos segundos de entrar a él, son las puertas de El Sótano que siguen tal como estaban, sólo un poco más viejas, solamente deshechas, huele a humedad y saludo.



 















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